Tomo 1: Los caudillos, las clases sociales y el imperio

Prólogo de José Díaz. En este primer tomo, partimos de algunos de sus primeros artículos periodísticos en el semanario "EL Sol" de los años 50, una de las etapas más creativas de nuestro homenajeado. Incluimos, luego, un estupendo ensayo de interpretación histórica nacional publicado en una excepcional revista de los años 50 "Nuestro Tiempo". Y terminamos con uno de sus primeros libros: "Las Montoneras y el imperio británico".

Vivian Trías nació y murió en Las Piedras, la importante ciudad del interior de la República. Sus 58 prodigiosos años de vida se extendieron entre 1922 y 1980.

Si la polifacética, riquísima y dispersa obra dificulta la selección dispuesta por la Cámara de Representantes, no resulta menos dificultoso tentar su prólogo.

La Comisión Especial que me honró en presidir con sus asesores, luego de varios meses de intenso trabajo, recién está en condiciones de publicar, por la novedosa vía de la editorial ganadora de la licitación efectuada, la primera serie: la de Ensayos Históricos, en cinco tomos llenos de interés, cada uno abarcando importantes unidades temáticas y con una extensión atractiva para su más fácil divulgación popular.

Precisamente a sugerencia de uno de nuestros asesores, Eduardo Galeano, discípulo de Trías, resolvimos innovar en materia de publicaciones parlamentarias, llamando a concurso, especialmente a las editoriales nacionales, para que la edición de la obra incluyera no sólo el numero de libros para nuestra Biblioteca y la difusión gratuita que ésta hace, sino una cantidad importante, en esta primera serie, similar a la adquirida por la Cámara para que, a cuenta y riesgo de la Editorial, se ofreciera en venta al público, sumando al homenaje tradicional del Parlamento, el de volver al pueblo, a la calle, con lo mejor de su obra, a un hombre que escribió, vivió y murió pensando en los mejores intereses del país y de su gente. Quiero comenzar este prólogo haciendo un reconocimiento liminar, con la fuerza que nos da tener la misma filiación ideológica que el autor: la producción de Trías, lo que hemos seleccionado, como toda su obra ya es legítimo patrimonio de la cultura nacional y popular de nuestro país y un notable aporte de ésta a la cultura Lainoamericana y universal.

Con ello no pretendemos ocultar sus convicciones socialistas, pues ellas fluyen de su vida y su obra. No queremos presentar un autor neutro, pronto para el bronce frío. Muy por el contrario, queremos que el país todo conozca al oriental apasionado, entrañablemente ligado a su pueblo; al socialista preocupado por el rescate del pasado y la renovación creadora de su pensamiento y de su rumbo; al latinoamericano de Patria Grande que veremos en alguna serie posterior y al internacionalista convencido de la lucha por la humanidad libre y justa, alejada de los horrores del hambre y de las guerras, que también recogeremos en páginas de una asombrosa actualidad.

Carlos Real de Azúa en su ensayo "Antología del ensayo uruguayo contemporáneo" hace una ajustada caracterización ideológica de Trías, distinguiéndolo de su maestro, el Dr. Emilio Frugoni, de señora aportación especialmente en la primera mitad de este siglo: "...Trías se parece más, se haya más cercano en modos y temáticas a los movimientos nacionales, populares, agraristas y aniimperialistas de los países del Tercer Mundo que de los edulcorados, bien ritmados socialismos europeos en que el socialismo de Frugoni se inspiraba...

"...el socialismo que él (Trías) representa tiende a asumir y, sobre todo, no se apura a descalificar con los rótulos de "bárbaro" "totalitario", "caudillesco" o "militarista", el carácter policlasista y borroso... que muchos empujes antioligárquicos y anticoloniales tienden a presentar en América Latina y otras partes". Y, claro está, el propio Real de Azúa no desconoce los "carriles marxistas" y de clase de Trías, quizás sin percatarse de la profunda relación existente entre el método materialista que con sabiduría maneja nuestro autor y su preclara "asunción" de lo nacional popular.

Pero la amplitud cultural de Trías, a fuer de socialista, sin dogmatismo, como debe ser, y con frescura, que no hay que perder, le lleva a la utilización sagaz de otros aportes científicos más allá de los clásicos. En esta misma serie de ensayos históricos, se inspira en Freud para analizar los "Factores irracionales de la Historia del Uruguay" y en Toynbee para interpretar la historia de los países dependientes.

La muy extensa obra escrita por Trías, que estamos seleccionando empieza en plena adolescencia y se prolonga hasta su muerte, con algunos inéditos que quizás publicaremos; el último de los cuales, sobre Artigas, hemos buscado rescatar hasta ahora infructuosamente.

En este primer tomo, partimos de algunos de sus primeros artículos periodísticos en el semanario "EL Sol" de los años 50, una de las etapas más creativas de nuestro homenajeado. Incluimos, luego, un estupendo ensayo de interpretación histórica nacional publicado en una excepcional revista de los años 50 "Nuestro Tiempo". Y terminamos con uno de sus primeros libros: "Las Montoneras y el imperio británico".

El primer tomo es complementado por un segundo: "El imperio británico en la Cuenca del Plata", con dos trabajos que aún no habían sido publicados en el Uruguay, abarcando una temática especialmente mal tratada y muy deformada por la historiografía tradicional: la del real papel del primer imperialismo en nuestros lares y la verdadera historia de la primera revolución radical en nuestro continente: la del Paraguay de Francia y de los López.

El tomo III incluirá, in totum, su notable "Juan Manuel de Rosas", incomparable versión del gran caudillo federal argentino, desde los rigores metodológicos del materialismo histórico. Y terminamos la serie, con la "Historia del Imperialismo Norteamericano", en dos tomos, monumental obra escrita a los 200 años de la independencia de los Estados Unidos. Ahora procuraremos introducir al conjunto de la obra de Trías, en las perspectivas de una selección difícil y aún inacabada. Para ello seguiré mi propia exposición en la Cámara de Representantes, al abrir la sesión de homenaje del 6 de noviembre de 1985, en el quinto aniversario de la muerte del autor, sin olvidar los conceptuosos discursos de otros señores Diputados pertenecientes a todos los sectores parlamentarios del país, simbólico del carácter nacional -popular del legado de Trías, cuyo reconocimiento fue nuestro punto de partida.

Haber empezado por la serie Ensayos Históricos tiene un doble fundamento temporal y sustantivo. Por allí comenzó su aporte doctrinario y por la historia nacional mantuvo una preocupación constante.

"Conocer y repensar la historia de los orientales fue una de sus pasiones. Esta pasión por el pasado, generada en la necesidad de comprender el presente y proyectar el futuro, no se limitó a la Patria Chica.

"Lo rioplatense y lo latinoamericano fueron los anchos marcos de sus inquietudes históricas.

"José Artigas -héroe y caudillo popular- es objeto de una profunda admiración por parte de Trías. De él dice en "Las Montoneras..." cuya versión completa incluimos en el presente tomo: "Lo que señala con perfiles excepcionales la personalidad de José Artigas, lo que convierte su acción y su pensamiento en algo coherente y orgánico, una verdadera concepción, es el conjunto de ideas que integran su doctrina y configuran soluciones realistas y visionarias para los problemas de su tierra y su tiempo".

"El artiguismo -en la visión histórica de Trías- no es un capítulo clausurado, un trecho muerto en el proceso del Uruguay, sino una presencia viva y fecunda.

"El artiguismo -dice Trías- ha trascendido el significado de un ciclo en la historia rioplatense. A través del tiempo ha ido adquiriendo la jerarquía de una concepción programática para el futuro, una ruta desbrozada y a recorrer, las raíces de una orientación que los hechos han clarificado y mostrado como la única solución posible para nuestros pueblos. No es una casualidad, pues, que en la hora presente, el pensamiento progresistas, antiimperialista, nacional y popular de nuestro medio, se nutra de la vigorosa y reverdecida huella del artiguismo".

"Los puntos de vista de Trías lo aproximan a la corriente revisionista de la historiografía rioplatense. Sin embargo elude la mistificación y las referencias irracionales en las que suelen caer otros de la misma corriente. Cuando se trata de las montoneras y los caudillos su enfoque es contundente: " Las montoneras fueron las protagonisas fundamentales en las luchas independentistas, hicieron el gasto más oneroso de sacrificios y sangre. Esta afirmación es casi un lugar común. Pero su verdad es más profunda de lo que suponen muchos que la repiten en artículos o discursos de aniversario. Las montoneras y sus caudillos fueron quienes gravitaron más hondamente, para que los episodios de Mayo se convirtieran en una autentica revolución, en una transformación a fondo de las estructuras económicas y sociales de la colonia. Entre Mayo y el fin de la guerra de la Triple Alianza, se cubre un extenso ciclo cuyo epicentro es la lucha por la constitución de la Patria Grande. Las montoneras fueron vencidas. El imperio británico fue el vencedor y junto con él, sus socias las oligarquías terratenientes, comerciantes y doctores.

"Es la postergación más que secular de los desposeídos.

"Los hombres de la Patria Oriental son el punto de arranque y el centro cardinal de su concepción ideológica.

"El paisano oriental, el criollo pobre de esta tierra a la que Trías tanto quiso, es también, a través de sus descendientes contemporáneos, el destinatario de la nueva sociedad justa y libre que soñara.

"Todo el pasado nacional reverdece en una visión crítica que -ni blanca ni colorada- expresa sin embargo la admiración por Leandro Gómez, abre senderos hacia una comprensión social de los alzamientos de Aparicio Saravia y se detiene en la precisa ubicación de la figura de José Batlle y Ordoñez y del batllismo, reconociendo su aportación progresista durante el primer tercio de este siglo y los desarrollos, de similar signo renovador, de Julio César Grauert, de heroico mensaje agostado casi al nacer, y de Luis Batlle Berres, con sus realizaciones de los años 50.

"De Aparicio Saravia y el componente nacionalista, dijo entre otras cosas: "Un resentimiento potente, amargo, prieto de rabias, comenzó a empinarse sobre las masas gauchas contra la civilización invasora. La condición marginal y humillada de su existencia, el rencor de su índole mestiza, su arraigado odio de perseguidos y despreciados, reverdecieron con vigor. Faltaba el caudillo prestigioso que hilvanara la miseria y la desesperación dispersas. Desde la muerte de Timoteo Aparicio, ninguno había alcanzado su talla. Pero en Cerro Largo vivía un patrón que no había abandonado el patriarcalismo protector... Era valiente, insuperable jinete, baqueano, sagaz, lancero temible, sabía tratar con los doctores y los humildes. Además era blanco. Se llamaba Aparicio Saravia".

De Batlle y Ordoñez y su concepción, en el mismo ensayo, que incluimos en este primer tomo, aparecen capítulos muy importantes. Tomamos sólo estos párrafos que siguen a su interpretación de los contenidos originales del batllismo: "En el eje de todo el movimiento, presidiendo su desenvolvimiento y dinamizando su progreso, se sitúa la vigorosa personalidad de don José Batlle y Ordoñez. Su presencia tiene una jerarquía indisputable en el proceso histórico que analizamos". Y reconoce en Batlle, la sagacidad de captar a las fuerzas sociales nuevas, la creación de la doctrina batllista y la fuerza carismática que "concentra los importantes contenidos irracionales del Partido".

La obra de Trías tiene dos constantes más en torno a las que girarán las dos series siguientes:

En primer lugar, los temas de la Patria Chica, cuya realidad investiga y conoce a fondo, descubriendo las raíces de nuestra dependencia y las tramas del poder. Y renueva, como uno "de los más relevantes ideólogos del Uruguay contemporáneo al decir de Jorge Andrade Ambrosoni, el pensamiento socialista, echando las bases de un socialismo nacional-latinoamericano que ha trascendido, en su influencia, las fronteras del país, reconociéndosele como uno de los más grandes forjadores de esta corriente en América Latina, junto a Manuel Ugarte, José Carlos Mariátegui, Salvador Allende y Marcelo Quiroga Santa Cruz.

Y en segundo lugar, los temas de la Patria Grande y el mundo, que completan el universo teórico de Vivian Trías, cuya selección y presentación constituye una de las mayores responsabilidades de la Comisión Especial Parlamentaria.

Como Vivian Trías fue docente y político, elocuente tribuno y excepcional parlamentario, su producción se enriquecía a través de sus aportes en esas diferentes áreas de su trabajo fecundo. Trataremos de que en los distintos tomos de la selección que hagamos, aparezcan todos estos aportes. Pero uno vertebral, a partir de 1956, cuando ingresa a la Cámara de Representantes, es el de su intensa actividad parlamentaria. Y digo vertebral, porque los temas parlamentarios que promoviera, los fundamentales, fueron el eje de muchos de sus libros y ensayos de los años 60 y 70. Y volvemos a nuestra exposición, del 6 de noviembre de 1985: "Durante todos estos años, Trías libró memorables batallas parlamentarias con un inconfundible hilo conductor: la implacable denuncia anti imperialista, las pruebas -con nombre y apellido- de nuestra dependencia, de nuestra deformación económica y de nuestro atraso. Y, claro está, las propuestas nacionalizadoras y transformadoras para salir de la crisis, rompiendo con la dependencia.

"La industria frigorífica, los ferrocarriles, ANCAP, la banca, los cereales, la lana, etc., es decir, los aspectos medulares de la economía del país fueron objeto de sus investigaciones, de sus desvelos, de sus denuncias y de sus soluciones.

"En 1963 solicitó a la Cámara de Representantes la constitución de una Comisión Investigadora de los convenios secretos de ANCAP con los grandes monopolios petroleros, por violar los intereses y la soberanía nacionales.

"Como es sabido -dijo Trías en aquella ocasión- el 10 de enero de 1938, ANCAP firmó con las compañías pertenecientes al trust internacional del petróleo un convenio secreto... Por uno de dichos artículos, la ANCAP debe pagar a las compañías extranjeras todo su presupuesto e incluso su propaganda, en función de que todo el presupuesto de las compañías extranjeras, en su trabajo comercial en el país, se carga al costo de la refinación. La única que refina es ANCAP. Y además, al como lo hemos podido comprobar, algunas compañías -especialmente la Standard Oil- se desempeñan con gran lujo y violan lo que es un precepto fundamental en cuestiones industriales y comerciales, como por ejemplo, las amortizaciones que en cualquier empresa se realizan en veinticinco años, ellos la hacen en cinco porque todo eso lo paga ANCAP y el consumo uruguayo".

"Pero también trabajó en torno a la industria frigorífica, siendo en 1957 Vicepresidente de la Comisión Investigadora respectiva. "La investigación de los frigoríficos extranjeros se concretó al período 1951-54 y sus conclusiones fueron lapidarias. Se constató que la contabilidad evidenciaba irregularidades de todo tipo: anotaciones en idioma inglés -violando expresas disposiciones del Código de Comercio- , asientos hechos a lápiz, con tachaduras y borrones, ausencia de documentos, etc. Afines de 1957 el SWIFT y el Artigas anunciaron su clausura. Trías proponía un proyecto de la Comisión Investigadora para ocuparlos y hacerlos trabajar de inmediato por medio del Frigorífico Nacional.

"Uno de los ejes fundamentales del análisis de Trías fue el papel de la banca en los países dependientes, como el nuestro. Decía en 1962: "Mediante la banca operan los empréstitos imperialistas, que tan importante rol cumplen en la explotación y el sometimiento de las economías colonizadas. A través de la Banca se producen las remesas del capital extranjero, la capitalización de los trust mercantiles, del latifundio... En el Uruguay, el 70% del capital invertido en la banca privada se concentra en un puñado de institutos extranjeros o controlados por miembros de las 500 familias... Por otra parte, la especulación es actividad primordial en esta clase de capital financiero. Todo un pentagrama especulativo es manejado por sus hábiles y escurridizos ejecutivos; la especulación con divisas, el mercado negro del dólar, el crédito usuario, la especulación mercantil e inmobiliaria. A tal punto que, cuando la crisis estructural que paraliza, inevitablemente, las economías subdesarrolladas, provoca el estancamiento de los negocios en múltiples sectores de la producción, la especulación financiera se erige en la tabla de salvación para los altos beneficios del capital extranjero y de la oligarquía. Este hecho se asocia, íntimamente, a la insaciable inflación que devora dichas economías como consecuencia de la crisis".

"No podemos olvidar sus memorables discursos sobre el Fondo Monetario Internacional, cuando se iniciaba la fatídica aplicación de su receta en 1959 y aún antes. Nadie como Trías para anticipar sus efectos, nadie como él para propulsar políticas nacionales alternativas que luego fueron recogidas en el programa del movimiento popular.

"En este rápido recuento de la obra de Trías queda fuera uno de sus aportes fundamentales: su excepcional libro "Reforma Agraria en el Uruguay" documentado y conceptual como pocos, que empieza rescatando, para el socialismo fundacional de Emilio Frugoni, el planteamiento, desde 1910, de la cuestión agraria como problema esencial a resolver en nuestra patria,

"Quedan fuera, también, sus trabajos sobre política latinoamericana y su concepción de Patria Grande, de unidad política e integración económica; sobre política internacional y sus ensayos enjundiosos sobre la Paz del Miedo y la política de bloques; sobre la "Crisis del dólar y la política norteamericana", "Imperialismo y geopolítica en América Latina" y el "Plan Kennedy y la Revolución Latinoamericana".

"Y quedan fuera, finalmente, sus incursiones sobre otros temas de la cultura contemporánea, desde una notable caracterización de la obra cinematográfica del genial Carlos Chapli9n, publicada en el semanario "El Sol", hasta "Consejos del Viejo Vizcacha" publicado en la "Revista Nacional" de Montero Bustamante, sin olvidar ensayos sobre "Nasserismo y Caudillismo", "Las democracias cristianas" y "Simón Bolívar".

"Su aporte ideológico surge, vigoroso y creativo, a través de múltiples obras y ensayos, pero lo sintetiza, admirablemente, en su libro, "Por un socialismo nacional".

Ya en su Introducción empieza subrayando la raíz nacional-latinoamericana de su socialismo: "Es a través de su inmediata experiencia con los suyos, que el hombre llega a concebir y a amar a la humanidad y, por consiguiente, a luchar por un mejor destino para ella. En nuestro caso, orientales y latinoamericanos, es desde ese ángulo singular que vemos al mundo y que encaramos sus problemas".

Socialismo nacional, pues, "sin copias ni calcos", como quería Mariátegui, pero de un profundo contenido humanista que lo enlaza también con el socialismo fundacional de Emilio Frugoni. "La lucha por el socialismo", decía Trías, "es lucha de lo humano contra lo inhumano; es la lucha por una sociedad sin fetiches, es la desalienación del hombre": Y agregaba enseguida: "El marxismo es una concepción que puede caracterizarse con estas palabras del propio Carlos Marx: la doctrina de que el hombre es el objetivo supremo para el hombre y tiene el imperativo categórico de derribar todas las relaciones sociales dentro de las que el hombre resulta ser un ser degradado, sometido, abandonado y despreciable"... Considerando el socialismo como culminación del humanismo, Trías concluía diciendo: "Es imprescindible desentrañar este profundo significado de la revolución socialista, no perderlo jamás de vista, no olvidar nunca que la gigantesca lucha y el sacrificio de millones y millones de seres se justifica, esencialmente, porque es lo único que conduce a consolidar, a afirmar y a desenvolver plenamente la condición humana. Sólo en la sociedad socialista podremos reconocer, en toda su magnitud y hondura, eso que Fernando de los Ríos llamaba "el hombre posible".

En el pensamiento de Trías se relacionaba, dialécticamente nacionalismo con socialismo, ley de la "rebelión de las orillas", como le gustaba denominar la lucha histórica de los países dependientes por su liberación definitiva. Trías escribió: "El movimiento popular... (para impulsar el cambio verdadero) debe quebrantar el sometimiento del imperialismo, debe liberarse de la opresión extranjera... Ello significa conquistar la independencia nacional, la soberanía nacional inexistente en las colonias y formalmente existente, pero sustancialmente ausente, en las semi-colonias... (La) construcción de la nación, la adquisición de la patria, surge como la tarea política esencial en la fase preparatoria de la revolución socialista... (la) réplica política al impacto imperialista ha dado un tipo de nacionalismo revolucionario de las colonias y semicolonias... Las masas pugnan por la nación y las clases dominantes contra la nación..."

Hacia el final, corresponde sintetizar, caracterizándola, la vida y la obra de Trías.

La del educador, maestro en la clase, en la tribuna, en las tertulias amistosas en su vieja casona de Las Piedras, como recordaba, en la sesión parlamentaria de homenaje, el Diputado Dr. Gustavo Varela (Partido Nacional). Maestro, siempre, desde que asumiera en 1948 la Cátedra de Filosofía en Enseñanza Secundaria, como lo subraya el doctor José Pedro Cardoso al despedirle el 25 de noviembre de 1980 en su oración final.

La del político, honesto hasta la ingenuidad, que tuvo el raro privilegio de mantener la limpieza del adolescente limpio, en medio de los rigores de una lucha, que le costó sinsabores y cárcel; la del socialista, afiliado a la Juventud Socialista en 1938 y al Partido Socialista en 1946, que ocupó cargos de dirección durante casi treinta años consecutivos, desempeñando entre otras, la Secretaría General, sucesor nada menos que de Emilio Frugoni; la del forjador de la unidad popular, que fecundara en el Frente Amplio, del que fuera ilustre co-fundador.

La del parlamentario durante largos años de impresionante producción, que con acierto recordara el Diputado Prof. Víctor Cortazzo (Partido Colorado), en la mentada sesión de homenaje, en la que propuso, precisamente, la edición de la obra doctrinaria de Trías que ahora comenzamos.

La del periodista y ensayista en múltiples semanarios, revistas y libros publicados en el país y fuera de él, cuya vastedad resulta realmente excepcional y prácticamente inabarcable. Ahora terminemos subrayando una característica esencial del hombre, que sobre todo rescataron los parlamentarios de su pago chico del Departamento de Canelones, especialmente el Diputado Hebert Rossi Pasina (Unión Cívica).

Vivian Trías fue un hombre bueno y sabio, en la más alta acepción de dichos términos.

Fue un "sembrador de estrellas".

Fue un oriental y un latinoamericano de la estirpe de José Enrique Rodó y de Manuel Ugarte en la doble dimensión del magisterio precursor de éstos: el de la unidad política de América Latina para liberarse y el de la inclaudicable lucha emancipadora. Fue un parlamentario del antiimperialismo, "nacionalizador" en la doble vertiente de afincarlo en su tierra, descubriéndolo, y denunciándolo, cuando otros lo referían, siempre, a otras latitudes; y proponiendo medidas de rescate de nuestras riquezas en manos extranjeras. Como lo dije en la Cámara de Representantes, en 1985, Trías fue, al mismo tiempo, Lisandro de la Torre y Scalabrini Ortiz. Como pensador socialista, fue continuador de la obra del poco conocido José Carlos Mariátegui, el más grande marxista latinoamericano hasta nuestros días. Quizás sea el Mariátegui de la segunda mitad de este siglo, el Amauta oriental, como se lo oyera decir, hace poco, a un compañero peruano.

Y no encuentro mejor manera de cerrar este prólogo, que volviendo a citar a Eduardo Galeano, como lo hice en mi exposición parlamentaria:

"Vivian Trías había estudiado a fondo, como pocos, la historia uruguaya y latinoamericana. Había sido uno de los principales "nacionalizadores" del marxismo en América Latina. Como pocos había comprendido la necesidad de recrear el marxismo en función de las peculiares características de nuestra región y por eso los dogmáticos no lo comprendieron y lo atacaron sin tregua. En sus artículos y sus libros había contribuido a rescatar nuestra verdadera historia del pantano de la alienación y la mentira, y además de estudiar y redescubrir la historia, había ayudado con todas sus fuerzas, siempre ardientes, a cambiarla. En uno de sus libros dio a conocer el prontuario de la oligarquía uruguaya; desde innumerables discursos pronunciados en el Parlamento y en la calle, desenmascaró con nombres y apellidos y pelos y señales a la constelación de poder que está en la base de un sistema enemigo del país y de la gente. Por eso la clase dominante, dominada desde afuera, lo odió hasta el final. Muchos lo quisimos y muchos aprendimos de él. Trías fue mi maestro de los primeros años, en aquellos tiempos de la Juventud Socialista en Montevideo. Yo soy uno de los muchos que lo mantendremos vivo a través de nuestra memoria y de nuestros actos. En el fondo de nuestros corazones latirá siempre la imagen de aquél hombre bueno y sabio que en la rueda del mate o café sabía contar, tiernamente, las pequeñas historias de su pueblo, Las Piedras, donde había nacido y amado hasta que vino la muerte y lo arrancó de nosotros. Muchos lo quisimos y no sólo en sus aciertos, lo que hubiera sido fácil, sino también en sus ingenuidades y sus errores. Con nuestras piernas continuará caminando; y nuestro país de hombres libres redimirá su soledad".

Soledad redimida, en 1985, por la Cámara de Representantes, al tributarle un homenaje unánime y al designar una Comisión Especial para publicar sus obras. Publicación que ahora comenzamos y que es, al mismo tiempo continuación de aquel homenaje y una forma de hacer revivir a Vivian Trías en sus obras, en su inmortal legado a la cultura de los pueblos, para aprender de él, discutirlo y superarlo.

Montevideo, diciembre de 1987