Tomo 2: El Imperio Británico en la Cuenca del Plata

Prólogo de Carlos Terzaghi

Los dos ensayos que componen este tomo tienen una reveladora unidad. El primero, titulado "El Imperio Británico en América Latina", se publicó originalmente en 1976. [1] En él se sintetiza un análisis que Vivian Trías había realizado en varias oportunidades anteriores (principalmente en "La crisis del dólar y la política norteamericana", Ediciones "El Sol", 1965).

El segundo de los ensayos aquí reunidos -"El Paraguay, de Francia el Supremo a la Guerra de la Triple Alianza"- apareció en 1975. [2]

Estos estudios, sin sacrificar en nada su densidad informativa y conceptual, tienen una vibrante claridad. Es, probablemente, el fruto de la confluencia de una doble condición del autor: la de propagandista y la de docente. Pero la transparencia comunicativa de estas páginas se apoya también en el rigor de quien ha espigado abundantemente en fuentes y bibliografías.

La preocupación de Trías por los procesos generales en los cuales se insertan las historias de nuestras patrias chicas, deriva de una comprensión profunda de la situación de dependencia que siempre nos afectó.

El dinámico retrato del Imperio Británico tiene ese colofón: "Lo expuesto muestra en que grado el Imperio Británico es un actor esencial de nuestros procesos económico-político-sociales, y hasta qué punto padecemos la historia mientras no se consuma la liberación definitiva".

Sin embargo, este "padecer la historia" no fue considerado por Trías como el marco de una fatalidad todopoderosa. Los aconteceres y luchas de nuestra gente -muchas veces en contrapunto con los designios del Imperio- son la verdadera y rescatable entraña de nuestro pasado.

En este punto se encuentra el engarce de ambos ensayos. La historia del Paraguay decimonónico aparece como la contracara americana del Imperio Británico. Lo que pudo haber sido. Lo que -de cualquier manera- no transcurrió en vano.

El trágico final de la experiencia autónoma paraguaya sugiere una lección que Trías explicita: "Pero la propia guerra demostró cuán difíciles, arduos e inciertos son el desarrollo y la liberación sin la unidad continental; en especial para las naciones pequeñas".

Para un admirador fervoroso del federalismo artiguista, como lo fue Vivian Trías, la idea no era difícil de formular. Constituyó además, un planteo cardinal de su ideario. El programa de la "patria grande" latinoamericana ubica a Trías en la más fecunda tradición del pensamiento continental.

En el párrafo final de su ensayo sobre Paraguay, dos breves frases testimonian la radical actualidad de los textos aquí reunidos: "La idea vive y es necesaria más que nunca. Hoy hay que unir patrias y no provincias".